Episodio 60

Sandra

Sudáfrica

Ubicación

Llegó a Sudáfrica como mochilera, siempre le interesó conocer culturas diferentes, estando por allá consiguió trabajo en un pueblo llamado Wilderness y luego pasó a ser tour líder en una agencia de viajes para tours de overlanding desde Ciudad del Cabo hasta las Cataratas Victoria en Zambia. Al salir embarazada decide cambiar de rubro y entra a trabajar como mesera a un restaurante, llegando a ser gerente general. Con la llegada de la pandemia, muchas cosas cambiaron en su vida y decidió poner su felicidad como prioridad, hizo un curso de Reiki y comenzó a tratar gente. Aún sigue trabajando en el restaurante mientras fortalece su proyecto personal. Hoy hablamos con Sandra.

Canciones de fondo: Felix laband – righteous red berets | Xavier rud – follow the sun | Zakes bantwini – osama

Entrevista

Ana: Hola, Sandra, bienvenida Granadilla Podcast, ¿cómo estás?

Sandra: Hola, Ana, muy bien, muchas gracias por tenerme acá, ¿cómo estás tú?

Pregunta 01 – 01:27

Ana: Bien, bien, gracias por aceptar ser parte de Granadilla Podcast, quiero contarte que tú eres mi entrevista número 60 y aparte eres la primera peruana que está en África y que forma parte de Granadilla Podcast. Los que me vienen escuchando en todos estos episodios saben que siempre he estado buscando peruanas en África y ha habido un par de personas que han estado por África, pero hoy están en otros lados, entonces ha sido mi búsqueda implacable hasta que te encontré, Sandra, espero que esto nos lleve a conocer a otras peruanas que están en diferentes partes de África. Quisiera que nos cuentes, ¿cómo es que decides irte de mochilera a Sudáfrica?, porque está al otro lado del mundo, literal.

Sandra: Bueno, como dijiste, algo que tenía claro en la vida, sobre todo desde el colegio, era que quería viajar, conocer diferentes culturas, tenía esa curiosidad por ver cosas diferentes, que nunca había visto, entonces empecé a viajar, viajé por todo el Perú porque estudié para ser guía de turismo, estuve por Centroamérica, luego en Estados Unidos, Europa, también en Alemania, viajé por ahí bastante, y de cierta forma cuando estás en Perú o Latinoamérica, ves mucho de la cultura americana por las series/películas, la cultura europea también, tienes una idea de lo que vas a ver y lo que vas a encontrar, y cuando se me dio la oportunidad de ir a Sudáfrica, porque un tiempo trabajé en un crucero y mi roommate, mi compañera de cuarto, era sudafricana y siempre estábamos en contacto, ella estaba en Sudáfrica en ese momento, entonces fue un “ya, aunque no tengo ni idea de lo que voy a encontrar en Sudáfrica, quizá leones o elefantes”. No sabía nada, si estaban ahí o en las calles, entonces dije: “Perfecto, sí quiero ir a Sudáfrica, ahora quiero conocer algo lejos”, así que en ese momento estaba trabajando y estudiando, en Alemania, tenía un dinero ahorrado, y me fui para allá con un pasaje de ida.

Pregunta 02 – 03:40

Ana: Así comenzó tu travesía, y durante todo ese tiempo que ya llevas viviendo en Sudáfrica, ¿qué diferencias o similitudes encuentras con la cultura peruana?, porque al inicio mencionabas, nosotros vemos mucho la cultura americana en las series, porque de hecho aquí hay un montón de americanos que vienen al Perú por trabajo, por viaje, por amor, por diferentes motivos, pero la cultura sudafricana puede ser un poquito desconocida para muchos peruanos, ¿qué similitudes, qué diferencias encuentras?

Sandra: Bueno, los dos son países que fueron colonias hace un tiempo, entonces es una similitud bastante grande, parte de la cultura ha sido reprimida, todavía se ven muchas… como se diría, “anger”, molestia, fastidio, porque, obviamente, acá el 80% de la civilización es negra y hay un 20%, bueno, son menos, de gente blanca, entre ellos los ingleses y los holandeses, entonces siempre hay… no una guerra, pero sí una diferencia entre las 2 razas, bastante diferencia en realidad, hasta más que en Perú. Después, una parte bonita es que los sudafricanos, igual que los latinos, peruanos, son muy alegres, te reciben… bueno, como yo viví en Europa, en Alemania, los alemanes son fríos, estar en un grupo de alemanes es súper difícil, igual si hablas el idioma, la cultura es más fría, los sudafricanos, en cambio, te reciben, son más espontáneos, tienen esa parte como en Latinoamérica, en Perú, eso me encantó, fue una de las razones por las cuales me quedé, en esa época yo venía de Alemania, traumada de los alemanes, y llegar a un país donde la gente me recibiera y fuera espontánea me encantó. Aquí son más relajados también, se ve esa parte de corrupción, no es un país, como en Perú, que todo vaya “a la regla”, hay corrupción, las cosas no se hacen bien, por ese lado es bien parecido, yo diría. Entre las cosas diferentes… una cosa que a mí me sorprende hasta ahora es que acá, en Sudáfrica, hay 16 idiomas oficiales, pero no solamente eso, sino que en el día a día la gente habla, por ejemplo, en la zona donde yo estoy hay 3 idiomas que se hablan todo el tiempo, está el inglés, el afrikáans que es el holandés antiguo que llegó con colonizadores holandeses, y cosa de la gente negra, entonces donde trabajo, el restaurante, la gente habla esos 3 idiomas y una persona puede hablarte en los 3 idiomas al mismo tiempo, en una misma conversación, una mezcla. En Perú también tenemos muchos idiomas, en la parte de la selva que tenemos más de 20 idiomas, también está el quechua y el español, obviamente, pero yo nunca había visto esto, me parece interesante, conozco una cocinera, que trabaja conmigo, ella puede estar hablándome en inglés y voltear y hablar a otra persona en otro idioma, esa mezcla me parece loca, chévere e interesante, es algo diferente. Otra diferencia es que es un país, Sudáfrica, no tan centralizado como Perú, a mí me gusta vivir en la naturaleza, gusta vivir en lugares pequeños, y acá donde vivo es un pueblo, se llama wilderness, si lo traduces sería algo salvaje, está en medio del bosque, tengo el mar, el océano Índico está frente nuestro, es un pueblo pequeño donde todos se conocen, una comunidad muy bonita, pero también tienes unas carreteras muy buenas, puedes llegar a tu pueblo que está a 10 – 15 minutos, los supermercados, hospitales, en este mismo pueblo donde vivimos hay un buen colegio. Un tiempo con mi esposo fuimos a Perú, estuvimos en Perú, tratando de ver si podíamos estar ahí, pero nunca sentí que pude salir de Lima por la vaina de los hospitales, colegios, sobre todo si tienes hijos, las carreteras, etc., o sea se puede, encuentras lugares como Cusco o Arequipa,  pero los pueblos pequeños son más rurales, y entonces cuando mucha gente me pregunta: “¿Eres de Perú?, pero Perú es lindo”, digo: “Sí, me encanta Perú, es lindo, lo extraño un montón, pero para mí tener la vida que tengo acá en Perú sería diferente, no se podría”, acá puede ser súper rural, todo bosque nada más, todo verde, pero en 15 minutos llego a un hospital, tengo un buen colegio para mis hijos a 2 minutos, hay carreteras súper buenas que me llevan a un supermercado, cines, que no soy muy fan, pero lo tienes todo ahí, entonces es una diferencia que mucha gente me lo pregunta acá, “¿Por qué acá y no Perú?, si Perú es precioso”, sí es precioso, pero esa centralización que hay en la capital, las ciudades más grandes… yo no quiero vivir en una ciudad.

Pregunta 03 – 10:06

Ana: Claro, tiene sentido lo que dices, uno de los problemas de Perú es que, como quien dice, lo “mejorcito”, dentro de lo que a veces no es tan bueno, solamente está en Lima o en las ciudades grandes, pero si vas a una ciudad chiquita o un pueblito, que puede ser hermoso, te va a costar si es que no es media hora, 1 hora, llegar a una tienda donde encuentres para hacer tu mercado, ni siquiera estamos hablando de una bodeguita, sino donde puedas hacer tu mercado, comprar cosas, y lo que dices del colegio también es importante, la educación, porque a fin de cuentas es lo que lleva a los hijos a avanzar, es muy importante eso que mencionas sobre que el balance entre lo que queremos y entre lo que nuestro país nos puede ofrecer. Bueno, sé que trabajaste al inicio, en Sudáfrica, como guía turística y yo como tú, yo estoy fascinada, a mí me encantaría ir a conocer, entonces me gustaría que nos cuentes a las que escuchamos este episodio, ¿qué lugares nos recomiendas visitar?, ¿cuáles están en tu top 10?

Sandra: Bueno, mis tours eran desde Sudáfrica y cruzábamos Namibia, cruzábamos Botsuana y la meta era llegar hasta Zambia, las Cataratas Victoria, entonces acá en Sudáfrica está el Parque Nacional de Kruger, que es un parque donde ves todos los animales, es enorme y, obviamente si vienes a Sudáfrica quieres ver la parte del safari, la experiencia de verlo en lo salvaje, la parte natural, y eso es precioso, las instalaciones que tienen también está bien, o sea tú entras apenas al parque y ya estás en lo salvaje, animales por todos lados, jirafas, elefantes, hienas, chitas, leones, y sigues avanzando, puedes viajar por horas, y entras a una zona enjaulada, encerrada y ahí entran los humanos, ahí entran a dormir, todo enjaulado, tienes lugares para acampar, tienes lugares como “cottage”, cabañas, los baños limpios, perfectos, y ahí pasas la noche, puedes comer, hay algunos que tienen hasta restaurante, puede hacer parrilla, y de ahí al día siguiente sales tempranito de esa jaula, donde estamos todos protegidos y otra vez a la ruta.

Ana: Puedes hacer tu parrilla ahí, en la jaula, y ¿no viene el León a decirte: “Yo también quiero un poco de lo que estás cocinando”?

Sandra: A veces ves animales, sobre todo las hienas que son más curiosas, rodeando, las ves de cerquita, al frente de ti, a veces los elefantes también se acercan, pero una experiencia que sí, porque esta es Sudáfrica, ahora si tú vas a Botsuana, ahí los parques están todos abiertos, o sea tú realmente acampas y todo abierto, entonces un tour era irnos, estábamos hospedados en un “lodge”, todos acampábamos cerca al “lodge”, pero abierto igual, cuando una noche fuimos dentro de la sabana y el carro nos dejó, con carpas, bueno, haces tu parrilla, tienes tu madera y todo, y duermes así, en medio de la nada, para mí fue una de las mejores experiencias, porque las hienas estaban ahí, estaba cerca de una laguna, un lugar donde los animales se acercan, entonces ahí sí se te acercaban las hienas, los elefantes, y hasta en una noche llegamos a escuchar leones, rondando las carpas, y se te dice, “no salgas en las noches, si quieres orinar, no salgas”. En esa época yo estaba embarazada de mi primer hijo y tenía 3 meses recién, pero eso de “cuando estás embarazada quieres orinar cada 5 minutos” y yo aguantándome hasta que salió el primer rayo de sol y tuve que salir, no salimos de la carpa porque habíamos escuchado leones toda la noche, fue una experiencia loquísima, tratar de espantar a las hienas porque se acercaban al oler la comida, y los elefantes, aquí nomás, tomando agua, ves antílopes, jirafas… eso fue en Botsuana, un país muy lindo que también tiene el delta del Okavango que es un río que empieza en Angola y no termina en el mar, sus cauces llegan a una parte plana en Botsuana y ahí toda el agua se expande, ahí termina su cauce, en pleno desierto, entonces obviamente tanta agua en un desierto, en África, atrae muchos animales. Luego vas donde los locales, tienen un “mokoro” que es una balsa, y ellos te llevan también bien adentro donde unas islitas y ahí acampas, empiezas a caminar con ellos y también ves a los animales súper cerca, es un país muy bonito. Namibia también, que son desiertos, son dunas, nunca vi un cielo con tantas estrellas en mi vida, levantarte 4 de la mañana y ver, Namibia es un país muy poco poblado, entonces no tienes la luz de la electricidad de la ciudad y pueblos, también hemos dormido en desiertos como cuando estás en Paracas o Nazca, en la arena, dunas, en arena rojiza, y las estrellas… precioso.

Pregunta 04 – 15:50

Ana: Ya me dieron ganas de ir y creo que todos los que estamos escuchando este audio también, ya estamos juntando nuestros dólares, soles o euros, de donde sea que estemos, para poder darnos una vuelta por África, suena muy interesante, me trauma un poquito el tema de que una hiena se me acerque cuando estoy preparando mi chorizo en la mitad del parque, pero, bueno, ahí se supera. También estuviste trabajando en un restaurante e hiciste toda esta escala, comenzaste como mesera y terminaste como gerente general, me gustaría que nos cuentes toda esa experiencia porque hay gente que nos escucha y que les interesa este sector, ya hemos tenido, por ejemplo, peruanas que son chefs, cocineras, entonces nos han contado un poco de cómo funciona, y me gustaría que nos cuentes de consejos, tips, desde tu experiencia.

Sandra: Bueno, dejé de guiar, obviamente, cuando estaba embarazada, tuve a mi hijo, y como madre peruana, latina, no quería dejar a mi hijo, entonces regresé al pueblo donde vivía y conseguí un trabajo de mesera, un trabajo ahí cerca de la casa y, realmente, fue la primera vez que trabajaba en un restaurante, bueno, ya había trabajado, pero ahora era de una forma más profesional, porque tenía que ganar dinero para mi familia, entonces ya era diferente. Entré como mesera en el restaurante, siempre trabajar como mesera es bueno, por las propinas, recibes el sueldo mínimo pero ganas muy buenas propinas, empecé así, a hacer mi trabajo, pero algo que siempre he escuchado, y de mucha gente, en Sudáfrica, aunque los sudafricanos no saben mucho de Perú, pero siempre me dicen: «Los peruanos son muy trabajadores, son muy chambeadores», no solo lo he escuchado acá, sino en muchos lados, la gente dice: «Yo he trabajado con peruanos y sin muy chamba», y eso es muy cierto, yo en el restaurante trabajé muy duro, es un trabajo de mucha presión, cuando el restaurante está lleno hay esa presión de llegar a la mesa, de recoger la comida, tienes que estar con una organización en la cabeza, y tú nunca piensas eso, todo el mundo piensa que puede ser mesero, organizar en tu cabeza lo que tienes que hacer, hacerlo rápido, estar al tanto de tus mesas, más mesas tomas, más plata sacas, obviamente, más propinas, y al año me pusieron como supervisora de piso porque a la jefa, la dueña, le gustaba cómo trabajaba y también porque era mayor, la mayoría de los meseros acá tienen como 20 años y yo ya estaba con más de 30, entonces también tenía esa madurez, me puso como supervisora, después empecé a ser gerente y al año vendió el restaurante, después tuvo otro dueño, me entrevistó y me puso como gerente general, prácticamente me dio el restaurante porque él tiene muchos restaurantes en estas zonas, en estas áreas de acá de Sudáfrica, del Garden route, así se llama donde yo vivo, soy la persona que puede estar metida en restaurantes todo el día, así me dio el puesto, no me sentía con la experiencia de tomarlo, pero fui aprendiendo, fue bastante presión, bastante estrés, no era como que salgo del restaurante con mis propinas, llego a mi casa y no pienso en el restaurante, eran llamadas, que esto que el otro, pero sí, aprendes muchas cosas de restaurantes, aprendes a lidiar con gente y problemas, hacerlo rápido.

Ana: Sí, yo definitivamente, siempre le decía a mi esposo: «Yo me moriría de hambre como mesera», primero que se me cae todo a mí, vasos, platos, ha veo que la mitad de mi sueldo se va en pagarle al restaurante todo lo que rompí,  y segundo, lo que mencionas, el acordarte esos detalles, que pidió tal plato, de tal manera, para qué mesa va, que si te olvidaste de un cliente, lo tienes ahí media hora esperando por su vaso de agua, y era solamente un vaso de agua.

Sandra: Sí, sobre todo el agua, lo piden mucho porque no pagan por eso.

Pregunta 05 – 20:03

Ana: Sí, ahora recién lo saco, pasan las horas, el cliente está deshidratado y nunca le llevé el agua, entonces creo que es importante como uno va adquiriendo responsabilidad y va avanzando. Bueno, en esta pandemia tú has sido mamá, y ha sido un tema que ha salido en algunos episodios antes, es diferente maternar, digamos, en épocas normales, a ser mamá durante la pandemia, ¿cómo ha sido ese proceso para ti?

Sandra: Creo que tuvo sus altos y bajos, para empezar, acá en su Sudáfrica, se cerró todo un día antes del cumpleaños de mi hijo, ya tenía toda su fiesta planeada, entonces ya para empezar, sentarlo en el sillón y explicarle que no podía venir nadie a su fiesta me rompió el corazón. Explicarles lo que está pasando, una pandemia, cómo explicar algo que ni siquiera nosotros entendíamos, mi hijo tiene 9, en esta época 8 y mi hija tenía 5, pero creo que al final sentirnos, por suerte, agradecidos a la vida, porque en este lugar estoy rodeada de naturaleza, teníamos espacio para correr, tenemos un pequeño lagunita acá, ellos se metían a nadar, pero, por otro lado, estaban las tareas, que te manden las tareas por WhatsApp, sentarme con mi hijo a hacer tareas, eso sí fue un aprendizaje, porque no había profesora, era enseñarle a tu hijo, el mío estaba en 1° de primaria, empezar a enseñarle a leer y escribir, o sea esa parte que es la más básica. 

Ana: La más difícil, en realidad.

Sandra: Luego las peleas, los llantos, yo pidiéndole perdón a mi hijo, “discúlpame, no debí hablarte así”, me enseñó un montón, aprendí un montón, y ahora sentarme con mi hijo y hacer las tareas es mucho más sencillo, tengo más paciencia, puedo enseñarle desde otra perspectiva, pero antes era: “¡Por qué no lees!”, esa parte fue dura, la parte de las tareas, me levantaba todos los días y eran más tareas con mi hijo, pero aprendí y creo que también para él fue una buena experiencia, o sea también entienden que los padres no somos perfectos, yo me disculpé varias veces por la forma en las que reaccioné, pero también haciéndole entender de dónde vengo y yo entendiendo más su forma de ser, entendiendo que tengo que ser más tolerante y paciente con él. Lo que me gustó de ser madre en la pandemia es que no estaba trabajando, yo siempre estaba trabajando con mis hijos, toda mi vida, entonces el estar en la casa, cocinar las cosas, hacer postres, es parte me encantó, estar más en familia, cocinar platos peruanos, porque siempre hago menú peruano, no me gusta cocinar, pero me gusta comer, como buena peruana, entonces qué iba a hacer, solo quedaba cocinar, porque nadie me iba a hacer una comida peruana, entonces empecé a expandir mi recetario, tengo mi recetario Nicolini, y empezar a hacer más cosas que me parecían súper difíciles, tener el tiempo para dedicarme a cocinar algo rico a mi familia, también salíamos a caminar todos los días por los bosques, a llevarlos a montar bicicleta, eso fue bonito.

Ana: Interesante, el tema de la frustración de enseñarle a los hijos desde casa, que ningún papá, pienso yo, estaba entrenado para ser profesor, yo tengo muchas amigas que son mamás y amigos que son papás, que se les han volteado el mundo eso de enseñarle a los hijos, y yo he sido docente y echrle la culpa al profesor no se puede, porque tampoco se puede enseñar por Zoom, no es fácil tampoco, sobre todo cuando son chiquis, es más complicado tener al niño atendiendo la pantalla…

Sandra: Por suerte acá en Sudáfrica no existía lo del Zoom, si no hubiese una locura, nos mandaban las tareas por WhatsApp y nosotros lo teníamos que hacer, yo no creo que mi hijo hubiera estado atento tanto tiempo en la computadora.

Ana: Claro, una cosa es que vean alguna película de Disney por 2 horas, a presentarles 5 o 6 horas de clase,  El niño quiere tirar la computadora por la ventana, y pasa, y ha pasado en muchos países y le echan la culpa al profesor y yo digo: “Pero, amigo, el profesor no puede teletransportarse a tu casa tampoco”, 

Sandra: Escuché a muchas amigas en Perú que las clases eran por Zoom, muy pesadas. 

Pregunta 06 – 24:45

Ana: Sí, y hay familias que solo tienen una computadora por familia y tienen 3 hijos, qué hacen, llevar las clases en el celular, peor, ha sido interesante ver las diferentes etapas de la maternidad en esta pandemia y cómo estamos sobreviviendo. Para ir terminando, yo sé que tú, en este momento en tu vida, estás cambiando ciertas cosas porque estás poniendo tu felicidad por delante, tu estabilidad, y has hecho este curso de Reiki y estás tratando gente, me gustaría que nos cuentes, ¿de qué trata, en qué consiste y qué estás haciendo?

Sandra: Lo que me di cuenta en esta pandemia es que yo vivía con un nudo del estómago y un dolor en la espalda, cuando estaba de gerente general, los meses pasaron y ya no tenía eso en la pandemia, pero cuando habló el Presidente, que íbamos a que volver a abrir restaurantes, me di cuenta de que todos esos nudos regresaban, y cuando todo mundo estaba contento de abrir, porque obviamente íbamos a ganar otra vez dinero, yo era un “no quiero, no quiero”, me sentía mal, me di cuenta de que realmente no me gusta este trabajo, o sea yo no soy para hacer esas cosas, lo hago bien, pero no me gusta, no me gustan las quejas, no sé por qué estudié turismo, y eso me di cuenta de la pandemia, yo quiero vivir una vida más tranquila y alineada conmigo misma, y siempre me han gustado los temas de energía, mucho tiempo atrás, si mi esposo tenía un dolor de cabeza, o amigos, utilizaba una terapia que aprendí hace tiempo de un amigo, la terapia craneal, que con la posición de manos eliminas  ese estrés, esa energía acumulada, como un nudo que la puedes eliminar, entonces yo hacía eso, para el dolor de espalda similar, sin tocarlo, solo al mover energía, entonces durante la pandemia me dije: “Voy a empezar a hacer un curso de Reiki”, empecé a averiguar y vi que es un tratamiento de sanación en el que mueves o canalizas energía en las áreas de tu cuerpo, entonces hay curso, son varios, y me encantó, empecé a practicar con mis amigos, obviamente con mis hijos, a ellos les encanta, ni siquiera los toco y les encanta, porque los niños dicen la verdad, “¿les gusta?”, y me dicen sí, entonces tú pones las manos en la persona, en diferentes puntos, sin tocarlo, aunque puedes tocar un poco, pero puedes hacerlo estando lejos, la energía pasa, hablamos de una energía universal, que pasa a través de ti, que pasa de tus manos hacia la otra persona, a veces la energía se queda atrapada y eso es lo que nos hace mucho daño, nos trae enfermedades, nos trae dolores físicos, nos hace sentir tristes, porque la energía debería estar moviéndose todo el tiempo, debería moverse, entonces al poner tus manos, la energía empieza a moverse, empiezas a limpiarte, sacas energía de tu cuerpo y entra en energía, porque obviamente es como el mar, entra la corriente e igual tiene que salir por algún lado, entonces todo se empieza a mover, eso es bueno, y yo no sabía lo que iba a sentir la gente y he tenido varias experiencias donde me han dicho que han regresado a momentos de su niñez, traumas, o problemas familiares, y se han liberado, y yo me quedé super sorprendida.  Yo creo que al final, eso ya viene de la forma en la que yo pienso, verdad o no sé, todos somos energía, todo es energía, por eso yo podría hacer Reiki a ti que estás en Israel, o hacerlo a alguien que está en Perú, no hay tiempo ni hay espacio, yo puedo hacer Reiki para ti, si me dices: “Mañana tengo algo importante”, te puedo hacer Reiki para mañana y no hay espacio, lo he hecho a gente, sobre todo familiares, en esta época del “Corona”, les he mandado energías, es como el rezar, mandar esa energía positiva, porque todos al final somos energía.

Ana: Muy interesante, el que tengamos paz  y encontremos felicidad en las cosas y podamos encontrar alguna forma de canalizar ese cansancio, ese estrés, que lo tenemos a diario, y todos en esta pandemia nos hemos reinventado de una manera u otra porque nos ha demostrado que no necesitábamos ir 5 veces a la semana a la oficina, hoy en día se ha puesto de moda el tema del  trabajo híbrido o mixto, porque la pandemia probó que no se cae la empresa si tu trabajador está en su casa, en la comodidad de su sala, trabajando. Hay empresas que todavía en la pandemia no han entendido y dicen: “No, yo quiero que toda mi gente está acá sentada para verlos”, y otras que ya se dieron cuenta de que yendo una vez o 2 por semana, porque de todas maneras tenemos la instalación acá, y alguien tiene que utilizar las oficinas, si no para qué tenemos local, pero todos nos hemos reinventado y tú también te has reinventado y creo que ese es el mensaje de hoy, que durante la pandemia todos hemos aprendido a priorizar nuestra felicidad y a priorizar lo que nos haga sentirnos tranquilos con nosotros mismos y podamos canalizar esa energía, esas fuerzas que tenemos también de la mejor manera. Muchas gracias, Sandra, por estar con nosotros en Granadilla Podcast y que la sigas rompiendo en Sudáfrica.

Sandra: Muchas gracias a ti, Ana Lucía, qué lindo este proyecto que tienes, me pareció muy interesante cuando me contaste sobre esto. Mucha suerte en todo lo que sigas haciendo y en Granadilla Podcast.

Ana: ¡Gracias! 

Sandra la está rompiendo en Sudáfrica al hacer lo que la hace feliz, ¿qué te hace feliz a ti?, cuéntame en los comentarios.