En este episodio conversamos con Dalila, quien hoy vive en Chile.
Si bien nació en San Andrés de Cutervo y vivió mucho tiempo en Lima, hace ya veinte nueve años que reside en Chile. ¿Cómo terminó por tierras sureñas? En 1992, en pleno pico del terrorismo en Perú, no era posible salir a estudiar o trabajar sin el miedo de que explotara un coche bomba. Un familiar la invitó a probar oportunidades en Chile, y ella tomó el riesgo de hacerlo.
Comenzó cuidando niños, mientras se acostumbraba al país, la cultura, el clima y todo lo demás. Pronto encontraría un trabajo estable con una línea de carrera asegurada, el amor, que aunque tuvo sus momentos fuertes, siempre será un recuerdo marcado en su vida y formaría una familia, que dio como resultado una hija. La peruana de hoy ha formado su vida en Chile, pero siempre vuelve a sus raíces, al país que la vio nacer. Hoy hablamos con Dalila.
Canciones de fondo: Dejaría todo de Chayanne / Sentada aquí en mi alma de Chayanne, Si nos quedara poco tiempo de Chayanne / Y tú te vas de Chayanne
Entrevista
Ana: Hola, Dalila. Bienvenida al programa, ¿cómo estás?
Dalila: Muy bien, gracias un gusto de hablar contigo.
Ana: Muchas gracias, Dalila. Por aceptar ser parte de Granadilla Podcast y bueno, yo sé que este es un episodio diferente para mí, porque es una razón muy seria por la cual tú dejaste el país. Cuando empezó la época del terrorismo yo estaba chiquita y me acuerdo. Ni siquiera estaba chiquita, no existía, y yo estaba en el vientre de mi mamá, cuando explotó un coche bomba a cuadras de nuestra casa y era una época, yo sé, pues muy difícil para todos y me gustaría que me contaras ¿cómo fue para ti vivir esa parte de la historia del Perú cuando solamente tenía veintitrés años y estabas en una época donde querías hacer cosas, estudiar, trabajar y tenías esas limitantes por el terrorismo que había llegado a Lima.
Dalila: Efectivamente, el año 92 fue un año muy triste para muchas personas, para muchos compatriotas que decidieron salir del país por un tema netamente de seguridad, porque ya en Lima, específicamente donde yo vivía, no existía seguridad, salíamos a trabajar o a estudiar, a lo que tú pudieras hacer con el miedo de que explotara un coche bomba, porque eso era, explotaban los coches bomba, donde… donde sea. Hubo muchos accidentes cerca de mi casa, familiares, amigos, que siempre estaban peligrando y en ese año en realidad estaba estudiando, empecé a trabajar en una óptica recuerdo, que me duró días porque no se podía ir a trabajar y también me daba miedo salir a la calle y en eso conversando con una tía lejana y me contacto con un tío también lejano que vivía acá en Chile con su señora y con sus niños. Entonces se dio el caso de que me invitaron a venir acá a Santiago porque acá estaba obviamente mejor las cosas y como yo no estaba haciendo nada, acepté la invitación y con ello muy bien, me recibieron muy bien acá en Santiago, pero llegué en un mes que es el mes más frío acá en Santiago, agosto entonces toda la cordillera está nevada y hace mucho frío y llueve mucho. Entonces lo que me chocó primero fue el clima, mucho, demasiado, era que pasé una semana en cama porque me resfrié, era un cambio de temperatura horrible porque nunca había vivido yo un frío, de venir de Lima siempre calor o en invierno, igual no hace frío allá, te estoy hablando de hace veintinueve años era distinto el clima ahora ha cambiado bastante y en ese, en ese año bueno terminé el año con mi familiar, con mis parientes ayudándole en la casa, con los niños y acostumbrándome a todo lo que es, las costumbres de acá de Santiago. Pasó agosto, septiembre empezó ya a cambiar la temperatura y empezó a florecer Santiago, acá se dice que empieza a florecer Santiago porque llega la primavera y entonces todo lo que son árboles que están como sin hojas, sin nada empiezan a florecer, entonces… y yo me enamoré realmente me enamoré de Santiago porque no puedo decirte que me enamoré de los santiaguinos, no. Yo me enamoré de Santiago, me encantó, me encantó y era una cosa que yo salía a la calle a caminar y miraban los árboles y decía ¿pero por qué los árboles dan flores o le salen flores? Entonces decía era muy lindo, muy lindo, aparte, estaba superbién con el tío, su señora, su niño. Entonces, pero pasó el tiempo y mi visa de turismo, ya se empezaba a caducar, entonces después pasó una situación que había acá que, como había mucho, mucho peruano, inmigrante venía mucho peruano por el tema del terrorismo, entonces aplazaban las visas de turismo, así que yo aplacé dos meses más y así fui aplazando, aplazando hasta que decidí estudiar, porque realmente trabajo no podía encontrar por un tema de que yo no tenía estudios en ese tiempo todavía, yo había estudiado en Lima aquí una cosa, allá otra, nunca había terminado, no tenía un título, no tenía experiencia laboral tampoco. Entonces era muy difícil, difícil en caso, muy difícil y mi pariente me dice: “Mira, Dalila, acá tienes dos opciones”, me dice: “Tú acá o trabajas de nana o te pones estudiar, porque para que saques una visa de trabajo tienes que tener contratos vigentes y un contrato indefinido y acá difícil una empresa que te dé un contrato indefinido inmediatamente que llegas a la empresa es muy difícil, pero de asesora del hogar, acá asesora del hogar es cuando uno trabaja en casa, sí, ahí lo dan porque en ese tiempo era muy, muy, muy requerida las asesoras del hogar peruanas, muy requerida. No es que yo menosprecie el trabajo ¿verdad?, pero yo en realidad ya quería otra cosa para mí, te voy a decir que en esos años había mucha profesional peruana que venían con título, profesoras, enfermeras, venían a trabajar en casas particulares, porque pagaban bien y porque inmediatamente les hacían contrato de trabajo. Entonces esos meses fue muy difícil y yo como siempre he sido amistosa, muy sociable, entonces empecé a conocer amigas y me hice conocida, conocía acá y pasó que fuimos a conocer, a visitar a unos amigos de mis parientes y conocí una amiga muy buena con ella y me empezó a contactar, a hacer trabajos de verano en la playa. Entonces empecé hacer trabajos de verano y haciendo aseo en hoteles, cuidando niño y de verdad que fue un verano tan fructífero para mí que ahorré, ahorré, ahorré plata y llegué acá a Santiago y dije: “Ya, voy a estudiar, voy a estudiar una carrera técnica rápida, para poder, para poder trabajar, entrar a trabajar porque a mí nadie, nadie me solventaba ningún gasto me entiendes, yo me la arreglaba, como te digo, siempre me ha gustado cuidar niños y como yo por mi carisma, siempre no me ha costado, no me ha costado encontrar trabajo. Entonces, pero como no tenía visa, no podía hacer nada, no tenía visa, tenía visa de turismo y en ese tiempo era que te multaban o te podían deportar, por decir; si te pillaban, si te pillaban trabajando. Así que con mis ahorritos me matriculé, empecé a estudiar y bueno, me separé de mi familiar y me fue a vivir con una amiga, poco tiempo viví con mi amiga, me independicé porque yo soy así, me independicé porque trabajo no me faltaba cuidando niños. Te voy a decir que eso fue como, como el boom en este momento porque cuidaba niños los fines de semana y me iba súper bien porque aparte que me pagaban me daban propina, me regalaban cosas para mi semana, porque a veces había semanas que yo no tenía trabajo haciendo aseo. Entonces y yo pagaba mi cuarto, pagaba mi instituto y mis gastos, pero me las arreglaba, siempre fui ordenada en mis finanzas, ahorraba mi platita decía: “Ya esto es para esto, esto para otro” y así me las arreglaba, te digo no era difícil, de repente hubo un tiempo que no tenía nada, nada, nada, te digo, era… casa tenía porque arrendaba un cuarto y la señora donde arrendaba me quería como una hija, pero no tenía para pagar mi instituto. Entonces a mí me agobiaba y tenía… tengo, lo tengo hasta el día de hoy, gracias a Dios un amigo peruano, él que trabaja en la embajada de Perú acá muy, muy buena gente y le comenté que estaba y sabes qué me dice: “No te preocupes, yo te presto amiga”, mira. Entonces esa suerte que uno tiene de ponerte en el camino a gente muy buena y gente que te tira para arriba, que te da aliento. Poco tiempo fue mi angustia, seguía ahí y seguía luchando, encontraba trabajo, todo lo ahorraba y así pasé dos años… dos años.
Ana: Qué interesante.
Dalila: Dos años trabajando así y seguí estudiando y después ya me titulé de secretaria ejecutiva computacional. En ese tiempo era lo más rápido que tú podías sacar la carrera técnica y terminé de estudiar dos años y empecé a hacer mi práctica, y empecé mi práctica en una empresa de seguros, en ese tiempo no era muy grande, estaba recién empezando, empecé a hacer mi práctica y gracias a que conocía al gerente de esa empresa. También te digo por eso las cosas se me dieron así, no fáciles, pero tampoco difíciles, ¿por qué? Porque a esta persona yo lo conocí, gracias que yo le cuidé a los niños en algún momento, me entiende, me contacté con ellos y me dice, le pregunté, “Mire, si su esposo tiene esta empresa porque no me ayuda, necesito hacer mi práctica porque yo acá, puedes hacer las prácticas en cualquier parte, pero no las pagan. Entonces como comprenderás yo tres meses no podía vivir sin pago, porque aparte tenía que seguir pagando el instituto y tenía que seguir pagando donde yo vivo, entonces me dice: “Dalila no te preocupes, yo hablo con fulano de tal” me dice y ni un problema y sabes que me llamaron, me dijeron: el lunes empieza sus prácticas y le van a pagar el sueldo mínimo, o sea para mí era…
Ana: Waoo qué genial.
Dalila: Era como decía un milagro de Dios, decía yo porque… Porque yo no podía. Muchos la hacían la práctica sin pago, les daban para el pasaje o para el almuerzo, pero a mí no me servía porque yo, yo tenía gastos, a mí nadie me solventaba mis gastos, ¿entiendes? Y bueno pasó, hice mi práctica, bueno en ese tiempo conocí al papá de mi hija que viví con él once años y también fue a la par como que ya empecé a establecerme en el trabajo y conocí al gran amor de mi vida y seguí mi camino en la empresa. Empecé, me contrataron después, terminé de hacer mi práctica y cuando fui a decirle al gerente, a darle las gracias, a decirle que me iba, porque terminé de hacer mi práctica. Yo no pensé que me iban a contratar, porque realmente para que me dieran la visa de contrato de trabajo, pedían mucho papeleo, mucho, tiene que traer esto, tiene que traer el otro como en todas partes, entonces y le expliqué y me dijo: “No Dalila, no se preocupe usted se queda trabajando, le van a contratar y le van a proporcionar los papeles que usted necesita para su visa”, así que por eso te digo otra bendición de Dios porque también no sé medio fácil, pero se me dio la oportunidad, así que trabajé en esa empresa veintitrés años.
Ana: Waoo un montón de tiempo.
Dalila: Para que te hagas a la idea, empecé haciendo mis prácticas, hice muchos cursos en el rubro del seguro, hice muchos cursos de seguro y la empresa me los pagaba y ellos me mandaban, me exigían que yo me siguiera especializando porque también yo les respondía, les respondía en el trabajo, con mi puntualidad, con mi lealtad siempre fui leal a mis jefes y todo. Entonces todo eso me ayudó a mí a salir adelante y también con la ayuda del papá de mi hija con quién ya formalizamos, después empezamos a vivir juntos y pasaron veintitrés años trabajando en la misma empresa. Pasó después que la empresa se fusionó con otra empresa, acá porque se vendió a unos alemanes y todo y pasé tres otros tres años en medio de la fusión al mando de unos alemanes, fueron momentos difíciles, porque no fue lo mismo de donde yo trabajaba, me entiende, fue distinto el trato, fue distinto todo, pero gracias a Dios después me desvincularon de esta empresa grande porque ya son empresas transnacionales. Me desvincularon de esta empresa y empecé a trabajar en otra empresa en el mismo rubro de los seguros que también formaban los mismos gerentes con los que yo trabajaba antiguamente, en la que al principio empecé a hacer mis prácticas. Así que no, en el tema de laboral estoy feliz, tranquila. Trabajo en lo que me gusta, he logrado tener mi casa, tengo un buen pasar, no tengo. Gracias a Dios, no tengo necesidades, puedo educar a mi hija tranquila, así que eso les puedo contar en mi historia, en Chile, hay una parte muy triste de mi vida, pero mi vida personal, sentimental, que es muy triste y la verdad que prefiero no hablarlo porque me pongo a llorar.
Ana: No, no, no, acá queremos estar tranquilas, pero me agrada mucho Dalila que nos hayas contado todo este, un breve resumen de los veintinueve años que ya llevas en Chile y esa ha sido una, un testimonio de crecimiento profesional, porque llegaste cuidando niños y fuiste creciendo, creciendo y el hecho de hacer conocidos, de hacer, conocer gente, amigos, colegas te permitió seguir creciendo en la vida laboral, pero a mí me gustaría saber un poco estos veintinueve años, porque para los que escuchan Dalila tiene un pequeño acento chileno cuando habla, entonces uno dirá, no es que ya se chilenizo, claro después de veintinueve años no queda de otra que agarrar el acento de donde vives, pero cómo ha sido ese proceso, porque al inicio me contabas, claro que el frío te chocó ¿no es cierto?, que eso fue lo más fuerte, llegaste de Lima que tiene un clima muy temperado, a llegar a los fríos de Chile es otra cosa, pero qué más en esos veintinueve años ha habido de pronto diferencias culturales entre Chile y Perú.
Dalila: Bastante. Harta diferencia, mucho, mucha. Cuando yo llegué era un Santiago tranquilo, se podía caminar por las calles hasta muy tarde de la noche sin problemas, la ciudad creció mucho – mucho es como que decir, como que todo el mundo se venía de afuera de otros países o acá mismo de las regiones llegaba la gente ha sido un cambio tremendo – Santiago de repente hay partes que yo digo, como si tuviera playa en Miami porque es puro edificio, muchos centros comerciales grandes, hermosos, ha sido muy, mucho el cambio mucho, mucho. Te digo que estos veintinueve años que vivo yo acá, ha crecido mucho, la empresa donde yo trabajaba creció muchísimo y llegamos a tener sucursales de Arica, Punta Arena y con eso también crecimos nosotros, porque nos daban la oportunidad de seguir trabajando, seguir estudiando y la verdad que yo no seguí estudiando en la universidad o me hubiera puesto a estudiar en la universidad, fue de floja porque me gustaba trabajar. Trabajar y bueno atender mi hogar siempre, me dediqué siempre a cuidar mi hogar, a cuidar mi entorno, que en el fondo mi entorno ha sido más con chilenos, por eso yo creo que acá todavía hay gente que me dice que yo, «¿Usted es peruana?» me dicen, de repente me subo a un taxi y me dicen: «Usted no es chilena» pero ya tengo mucho acento y mucho modismo chileno porque mi entorno ha sido más con chilenos que con peruanos. Como te digo, tengo un par de amigos que son peruanos, pero es amistad nada más, nos vemos de vez en cuando y mi hermana que tengo una hermana que vive acá, que yo, ella vino después que yo, que ella también se casó con chileno, tienes su niño. Entonces ya estamos chilenizadas las dos.
Ana: ¿Qué cosa, qué cosa, el pisco y el cebiche, qué?
Dalila: Acá les encanta, mis amigos, mi cebiche y mi pisco sour es lo que más aman.
Ana: Ah está muy bueno y hablando. Entonces, de justamente del cebiche y del pisco, tú me contabas de que siempre regresas al Perú de visita, pero ya tu vida está hecha en Chile, o sea tu familia, tus raíces, has echado raíces en Chile en estos veintinueve años, pero qué es lo que más extrañas del Perú, de hecho algo debes extrañar, ¿qué es lo que más extrañas del Perú? Mira, yo siempre digo que yo la comida no la extraño mucho, porque yo cocino comida peruana, cuando yo quiero comer algo rico, algo peruano, yo lo hago. Mis piscos sour cuando quiero tomar, yo lo hago, pero me gusta y siempre tengo mi stock de pisco que traigo de allá cuando viajo, traigo mi docena de botellitas para guardar, así que me dura hasta la próxima vez, traigo de regalo también porque acá les encantan a mis amigos. Les encanta la comida peruana, no extraño mucho el tema de comida, extraño mucho a la familia, echo de menos y la verdad que me apena mucho de repente cuando hay muchos problemas allá, cuando están pasando necesidades. Entonces eso me aflige, me angustia y bueno, siempre viajo cada dos, tres años y últimamente ya estoy, estaba por ir cada, anualmente, ya porque hace nueve años que falleció mi papá y él falleció de un día para otro. Fue un golpe terrible, porque yo no lo había visto así en varios años y no pude llegar porque… llegué al funeral, entonces eso yo quiero que no me vuelva a pasar porque digo, porque tengo a mi madre, tengo en mis hermanos. Entonces yo digo: “Dios quiera que no pasen años de ver a mi madre”, porque lo que más yo tengo miedo es que me vuelva a pasar lo mismo que pasó con mi papá, ¿entiendes? Que yo no lo vuelva a ver, no me pueda despedir de ella. Entonces, como ya va avanzando la edad y todo eso. Entonces es más angustioso, ¿verdad? Porque los viejitos ya tienen más achaques, que más enfermedades, y con esta pandemia que ha sido terrible, un año de angustia, de preocupación. Yo te digo que para mí ha sido terrible, pero gracias a la tecnología que tenemos hoy en día estamos en contacto, te digo, por video nos vemos, nos saludamos, nos decimos que nos queremos y todo, estamos ahí. Entonces Dios quiera, vamos a pedir que esto pase luego para poder abrazar a los míos, porque tenía yo a mi abuelita en Lima, tenía a mi abuelita porque la familia por parte de mis hermanos, mi madre vivía en la selva del Perú, viven en Tarapoto. Entonces yo cuando voy, voy a Lima, visito a mi familia que está en Lima, una semanita y otra semanita voy a Tarapoto porque así me reparto para poder ver a toda la familia, entonces para mí, pero para mí es un agrado ir y ver a mi familia que eso es lo que más quiero y eso.
Ana: Eso es lo que más queremos todas las peruanas que estamos por diferentes partes del mundo. El poder regresar seguido a la familia, porque bueno tú dices la comida a fin de cuentas uno aprende, pasas el recetario y uno aprende a cocinarlo, lo que no es lo mismo, pero igual uno lo cocina, pero la familia no la puedes reemplazar, no la puedes comprar en la tienda y tenerla y uno lo que más extraña es la familia y es importante ¿no? Es importante siempre regresar y ojalá que ya poco a poco las cosas vuelvan un poquito a la normalidad y podamos viajar sin problemas a visitar a nuestras familias, a estar con ellos y, muchas gracias, Dalila por estar en el episodio de Granadilla Podcast. Por contarnos esta historia, tu historia, porque las peruanas dejamos nuestra patria por diferentes motivos. En tu caso lo dejaste porque era una necesidad de seguridad, de oportunidad en plena época del terrorismo, cuando Lima no te ofrecía las oportunidades ni la seguridad que necesitabas y te asentaste en Chile y estás en Chile y otras peruanas, salimos por otros motivos, pero hoy estamos rompiéndole en el extranjero y te doy las gracias Dalila por ser parte de este episodio.
Dalila: Bueno, gracias a ti también por contactarme y bueno, espero que mi historia les sirva de algo a la juventud o cualquiera que salga del país. Bueno ahora no solamente Perú o sea no solamente las peruanas han salido del país, por algún motivo también hay gente de otros países que también la están pasando mal y que también tienen que salir para poder subsistir o seguir, seguir superándose en la vida, así que te doy las gracias y un gusto de conocerte también por este medio.
Ana: Gracias, Dalila. Te mando un fuerte abrazo y muchísimas gracias.
Si algún familiar y/o amigo tuyo dejó el país en la época del terrorismo, dale una llamada, mándale un mensaje, hazle saber que sigue siendo parte de tu vida, aún a la distancia.